Avec Roudil
El hispanismo francés y mundial se han quedado sin Jean Roudil, quien ha sido sin duda el teórico más importante de ecdótica en la filología española en Francia. A través de sus ediciones de fueros castellanos medievales (El Fuero de Baeza. Edición, estudio y vocabulario –1962, Les Fueros d’Alcaraz et d’Alarcón – 1968) y de otros textos jurídicos, en particular de Jacobo de Junta “el de las Leyes” (Summa de los nueve tiempos de los pleitos –1986), fue paulatinamente poniendo a punto un modelo de edición que se muestra en la que ha sido su obra cumbre: La tradition d’écriture des Flores de Derecho – 2000-2011, ENS Éditions. Proyectada ya por él desde los años 70, esta edición contiene de hecho veintidós, pues recoge el conjunto de la tradición manuscrita en castellano, catalán, gallego-portugués y portugués de este texto de Jacobo de Junta. Su concepto ecdótico coincide con el practicado en las ediciones electrónicas de corpus paralelos, que van multiplicándose en este siglo xxi gracias a las nuevas tecnologías. Su inspiración, en este sentido, ya manifiesta desde los primeros trabajos de los años 60, era visionaria de lo que tienden a ser, cada vez más, las ediciones filológicas de textos medievales: ediciones múltiples en las que la experimentación con las variantes constituye el objetivo prioritario.
Jean Roudil fue el fundador en los años 70 en la Universidad Paris XIII del Séminaire d’Études Médiévales Hispaniques y de los Cahiers de linguistique hispanique médiévale (en la actualidad Cahiers d’études hispaniques médiévales). Quienes tuvimos la fortuna de trabajar con él en esos espacios, sabemos hasta qué punto Jean Roudil fue excepcional en el mundo universitario. De una gran elegancia y simplicidad, Roudil supo desarrollar una carrera académica guiada por la rectitud y la independencia, coherente con su autoexigencia y entrega total a sus investigaciones. Transcribir manuscritos le apasionaba, los archivos y bibliotecas eran para él lugares de regocijo donde se fundía con los copistas medievales y de los que salía con transcripciones invariablemente manuscritas con una letra minúscula y de una precisión extraordinaria, que más tarde editaría impecablemente, siempre guiado por un anhelo de excelencia. A imaginárnoslo por tierras castellanas en los años 60 junto a su mujer, Johanna, abriendo los archivos a los nuevos aires de la investigación que en el marco de la vieja filología abría novedosas perspectivas, nos ayudan crónicas de algunos de sus viajes en la prensa española, como la publicada en ABC el 27/3/1964 http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1964/03/27/043.html
Roudil era singular en el trato por la grandeza de su persona y a la vez su humildad; también por algunas peculiaridades simples que lo distinguían de todos los demás y lo hacían igualmente en lo cotidiano innovador en las tradiciones. Al teléfono, por ejemplo, iniciaba siempre el diálogo al llamar con la fórmula “Avec...? Avec Roudil!”. A sus colegas y discípulos nos queda su modelo: Jean Roudil concentradísimo en su jardín, en su trabajo, enamorado de Johanna y de las letras, corredor en solitario para cumplir su sueño. Permanece su obra, monumental, rigurosísima, valiente y pionera, fiel a sus deseos y convicciones. Permanece el recuerdo de su respeto y lealtad a cada copista, a cada persona. Permanece su voz, fuerte y amable. Avec Roudil.
Mónica Castillo Lluch
Université de Strasbourg