La expansión de la televisión en España a partir de 1956 induce desde sus inicios un cambio fundamental de paradigma cultural caracterizado por la suplantación de la secular «grafoesfera» por una innovadora «videoesfera». Este libro examina la relevancia de este fenómeno a través de la relación que se establece entre los escritores, máximos exponentes del modelo cultural en declive, y la televisión, medio audiovisual de masas por antonomasia.
A diferencia de lo que ocurre con el cine, los intercambios entre la literatura y la televisión obedecen menos a una motivación artística que a una necesidad económica, tipificando así la intermedialidad entre ambos. Y, sin embargo, contrariamente a lo que sucede en otros países, España no contará, en este más de medio siglo, con programas literarios tan longevos, exitosos e influyentes como los de las otras grandes potencias literarias europeas.
La televisión ha convertido a la sociedad en un espectáculo permanente en el que el escritor queda sometido a una «economía de la atención» que altera la función autoral hasta provocar, según Juan Marsé, la «muerte del autor», ya anunciada por Roland Barthes y Michel Foucault. Sin embargo, Manuel Vázquez Montalbán, gran figura literaria de los años ochenta y noventa, da fe del provecho que todo polígrafo puede sacar, tanto a nivel creativo como en materia de capital simbólico, de esta profunda recomposición del campo cultural, encarnando así plenamente la intermedialidad posmoderna.
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