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Prendre corps, dire le corps, penser le corps : la corporéité en question dans le monde hispanique contemporain (Colloque Hispanística XX 14-15 novembre 2019) Télécharger au format iCal
 
Appel à communication 2019 Hispanística XX n° 37
Prendre corps, dire le corps, penser le corps :
la corporéité en question dans le monde hispanique contemporain (Colloque
Hispanística XX 14-15 novembre 2019)
Hoy en día la gente se quita y se pone los pechos, se injerta el pelo, se cambia la cara, hasta el color de la piel; ¿me están diciendo que a las puertas del año 2000, ustedes no son capaces de hacer una simple operación [...]? No soy un paciente cualquiera, y esto no es la Seguridad Social. Estoy dispuesto a pagar lo que haga falta. Usted es el jefe; dicen que es el mejor de su especialidad; pues invente algo, experimente conmigo.
Les mots du héros d’Abre los ojos (Alejandro Amenábar, 1997) semblent parfaitement résumer ce qu’est devenu le corps à l’aube du nouveau millénaire : un outil que chacun rêverait de façonner à sa guise, avec l’aide la science.
Dans le monde hispanique, ce désir de libérer son propre corps de toute contrainte prend un sens particulier : les dictatures ont imposé le contrôle des corps, qu’il s’agisse de celui des femmes ou des opposants, image encombrante dont fut organisée la disparition systématique. Paradoxalement, les régimes totalitaires favorisent aussi l’existence de quelques soupapes de liberté, comme le courant cinématographique du destape – le pouvoir vaut bien le dévoilement de corps féminins inaccessibles.
Lorsque la censure prend fin, l’art peut et doit montrer les corps, tous les corps, de celui de Susana Estrada revendiquant sa liberté face à Tierno Galván à celui des quinquis – dont beaucoup pourtant sont encore mineurs – qui hantent le cinéma.
Par ricochet, les générations suivantes explorent les limites corporelles, quitte à mettre à mal l’intégrité physique. En littérature, on retrouve ces corps en quête d’identité ou meurtris par les expérimentations sexuelles (chez Almudena Grandes ou Lucía Etxebarría) ou la consommation de drogues (dans l’œuvre de José Ángel Mañas). La poésie contribuerait à déterminer ce que « peut le corps » –comme dirait Spinoza– quand elle se porte au chevet des corps souffrants : le corps empêché (Poemas para un cuerpo de Luis Cernuda), le corps mutilé (« Hubo un cuerpo que no tenía rostros », Los 43 poetas por Ayotzinapa), le corps blessé (La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, Elvira Sastre), le corps malade (Cosas del Cuerpo, José Watanabe).
Passée l’indifférence de la Génération X pour le soin de l’enveloppe charnelle, le corps semble plus que jamais politique – n’en déplaise à un Fernando Botero qui revendique la simple volonté de peindre des corps « volumétriques ». D’Albert Rivera (Ciudadanos) enlevant le bas pour moderniser l’image du centre-droit (Campagne de 2006) au « Couvrez ce sein que je ne saurais voir » suscité à son corps défendant par la députée Carolina Bescansa (Podemos) allaitant son nouveau-né pendant une séance des Cortes, le dévoilement du corps est plus que jamais chose publique et objet de débats ou polémiques, alimentés par les nouveaux experts de la « communication non-verbale ». Il entre dans une stratégie politique ou commerciale, comme lorsque Desigual fit un coup d’éclat en matière de marketing en proposant aux clients de venir nus (sous le manteau) et ressortir vêtus gratuitement (campagne « Entre desnudo, salga vestido » de 2010).
Le corps peut, enfin, tenter de (ré ?)concilier tradition et avant-garde dès qu’il monte sur scène : du chant à la danse, la nouvelle génération du flamenco (Jesús Méndez, Israel Galván, Andrés Marín) en fait le pari.
Mais alors, des commentaires des journalistes sur les tenues des premières femmes élues au Parlement à ceux sur les dreadlocks de 2016, des bulletins de santé quasi métaphoriques de Franco à la fracture de hanche d’un roi qui modifia le cours de la monarchie, le rapport au corps et ses représentations ont-ils véritablement changé d’un siècle à l’autre dans le monde hispanique ?
L’image du corps dans la langue espagnole (et française) pourrait également être envisagée en étudiant les métaphores corporelles utilisées pour dire le corps, par exemple le corps malade : estirar la pata, dar un patatús, tener un pie en la tumba, liar los petates/colgar los tenis/entregar el equipo (Mexique), salir con los pies/las patas para adelante (Argentine)... L’étude des structures linguistiques et de leurs possibles variations pourrait révéler le rapport que nos communautés entretiennent avec le corps malade et la mort. Dans l’histoire des langues, nombreux sont aussi les mots relevant du domaine médical qui servent à décrire l’évolution de la forme et du sens des vocables : altération, mutilation, affaiblissement, syncope, apocope (amputation ou fracture avec perte d’une partie de l’os)... Les altérations subies par les mots doivent-elles être nécessairement envisagées comme des accidents fâcheux ou ne représenteraient-elles pas un changement favorable à l’expression de nos idées ?
Voici quelques-unes des questions sur lesquelles ce colloque propose d’ouvrir le débat.
Les propositions de communication (environ 300 mots) devront parvenir à et à avant le 15 mai 2019. Les réponses seront communiquées fin mai 2019. La langue de rédaction pourra être le français ou l’espagnol.
Il sera demandé aux auteurs des communications de devenir membres de l’Association s’ils ne le sont pas déjà. Pour toute demande d'information, contacter  
Convocatoria 2019 Hispanística XX n° 37
(Coloquio Hispanística XX 14-15 de noviembre de 2019)
Tomar cuerpo, decir el cuerpo, pensar el cuerpo: consideraciones sobre la corporeidad en el mundo hispánico contemporáneo.
Hoy en día la gente se quita y se pone los pechos, se injerta el pelo, se cambia la cara, hasta el color de la piel; ¿me están diciendo que a las puertas del año 2000, ustedes no son capaces de hacer una simple operación [...]? No soy un paciente cualquiera, y esto no es la Seguridad Social. Estoy dispuesto a pagar lo que haga falta. Usted es el jefe; dicen que es el mejor de su especialidad; pues invente algo, experimente conmigo.
Las palabras del protagonista de Abre los ojos (Alejandro Amenábar, 1997) parecen resumir perfectamente lo que ha llegado a ser el cuerpo a principios del nuevo milenio: una herramienta que cada cual desearía amoldar a su antojo, con ayuda de la ciencia.
En el mundo hispánico, dicho deseo de liberar el propio cuerpo de cualquier sujeción toma un sentido particular: las dictaduras impusieron el control de los cuerpos, ya fuera el de las mujeres o el de los opositores de cuya imagen incómoda se organizó la desaparición sistemática. Paradójicamente, los regímenes totalitarios también favorecen la existencia de algunas vías escapatorias como la corriente cinematográfica del destape. Para conservar el poder bien se puede autorizar la exhibición de cuerpos femeninos inasequibles.
Al desaparecer la censura, el arte puede y debe mostrar los cuerpos, todos los cuerpos, desde el de Susana Estrada reivindicando su libertad frente a Tierno Galván, hasta el de los quinquis que se hacen visibles en las pantallas de cine –pese a ser muchos de ellos menores de edad.
Las generaciones siguientes exploran, de rebote, los límites corporales exponiéndose a poner en peligro la integridad física. En la literatura aparecen estos cuerpos en búsqueda de identidad o bien dañados por los experimentos sexuales (en Almudena Grandes o Lucía Etxebarría) o afectados por el consumo de drogas (en la obra de José Ángel Mañas). La poesía contribuiría a determinar lo que “el cuerpo puede” –en palabras de Spinoza– cuando ella se acerca a los cuerpos que sufren: el cuerpo impedido (Poemas para un cuerpo de Luis Cernuda), el cuerpo mutilado (“Hubo un cuerpo que no tenía rostros”, Los 43 poetas por Ayotzinapa), el cuerpo herido (La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, Elvira Sastre), el cuerpo enfermo (Cosas del cuerpo, José Watanabe).
Superada la indiferencia de la Generación X por el cuidado del cuerpo, este parece más que nunca político –mal que le pese a un Fernando Botero que reivindica la simple voluntad de pintar cuerpos “volumétricos”. Desde Albert Rivera (Ciudadanos) desnudo para modernizar la imagen del centro-
derecha (Campaña de 2006) hasta el “Cubríos ese seno, que no podría ver” provocado a pesar suyo por Carolina Bescansa (Podemos) cuando amamantaba a su niño recién nacido en una sesión de las Cortes, el destape del cuerpo entra cada vez más en el ámbito público y es objeto de debates o polémicas fomentados por los nuevos expertos de la “comunicación no-verbal”. Es parte de una estrategia política o comercial como cuando Desigual dio un golpe sonado en marketing al proponer a los clientes que acudiesen desnudos (tapados por el abrigo) a cambio de ropa gratis (campaña “Entre desnudo, salga vestido” de 2010).
El cuerpo, por fin, puede intentar (re?)conciliar tradición y vanguardia en cuanto sale al escenario: del cante al baile, la nueva generación del flamenco (Jesús Méndez, Israel Galván, Andrés Marín) lo ha intentado.
Podemos preguntarnos entonces si desde los comentarios de los periodistas sobre la indumentaria de las primeras parlamentarias hasta los que se hicieron sobre las rastas de 2016 y desde los partes médicos casi metafóricos de Franco hasta la rotura de cadera del Rey que cambió el rumbo de la monarquía, se ha modificado verdaderamente la relación al cuerpo y a sus representaciones, de un siglo a otro, en el mundo hispánico.
Se podría también reflexionar sobre la imagen del cuerpo en la lengua española (y francesa) estudiando las metáforas corporales usadas para expresar el cuerpo, por ejemplo el cuerpo enfermo: estirar la pata, dar un patatús, tener un pie en la tumba, liar los petates/colgar los tenis/entregar el equipo (México), salir con los pies/las patas para adelante (Argentina). Estudiar las estructuras lingüísticas y sus posibles variantes podría desvelar la relación establecida por nuestras comunidades con el cuerpo enfermo y la muerte. En la historia de las lenguas, numerosas son también las palabras que proceden del campo médico y que sirven para describir la evolución de la forma y el sentido de los vocablos: alteración, mutilación, debilitación, síncope, apócope (amputación o fractura con desprendimiento de parte del hueso). ¿Deben estas alteraciones que sufren las palabras considerarse como accidentes molestos, o podrían al contrario representar un cambio favorable a la expresión de nuestras ideas?
Estas son algunas de las interrogantes sobre las que este coloquio propone abrir el debate.
Las propuestas deberán enviarse a y a antes del 15 de mayo de 2019.
Contestaremos a finales de mayo de 2019.
Las comunicaciones podrán redactarse en francés o en español.
Los autores deberán hacerse socios de la Asociación si no lo son ya (cuota anual de 30 euros).
Para más informaciones podrán dirigirse a o consultar: http://hispanisticaxx.fr/ 
Lieu Université de Bourgogne
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