PANDORA 14 (2018)
Nuevas prácticas de la cita en el mundo hispánico e hispanoamericano contemporáneo
(Coordinación: Myriam Ponge y Marie Salgues)
Si volver a utilizar palabras ajenas, señalándolas como tales, nos parece hoy día una operación de lo más banal, no siempre fue así. En efecto, los especialistas de la Antigüedad subrayan la dificultad para delimitar estrictamente lo que abarca la cita para su periodo de estudios, dada la ausencia de un término –o de un solo término– para designarla. La originalidad como tal no constituye un valor en el mundo de la creación y, hasta el Renacimiento incluido, la literatura, por ejemplo, se concibe mayoritariamente como una "recuperación" de lo que entronizó la tradición, el paso de los siglos. Cualquier acto de creación se inscribe obligatoriamente en el respeto a los grandes maestros anteriores. En consecuencia, la cita es una señal de erudición, al mismo tiempo que revela claramente su relación con los textos que la preceden. La evolución de la figura del autor, en sentido lato, conlleva un fuerte cambio, tanto de la concepción de la literatura como de los criterios de valoración de la obra de arte. El establecimiento de una legislación destinada a proteger los derechos de autor y, de modo más amplio, la propiedad intelectual, consolidará dicho cambio, alterando, a partir de entonces, las condiciones de la cita. En este nuevo contexto, se añade una dimensión suplementaria al texto de la cita: antes manifestación exterior del saber del orador, de su inserción en la cultura común (o su deseo de insertarse en ella), de ahí en adelante incluye de modo perentorio la presencia del autor en el fragmento que se cita. Puesto que la obra pertenece a alguien, citarla es más que nunca valerse de su autor, como una manera de legitimarse, entre otras funciones posibles. Ya que la individualidad del autor se ha hecho preeminente, se introduce la heterogeneidad en el discurso, bajo la forma de aquel otro que se invita. Mientras que antes la cita subrayaba un vínculo evidente de continuidad, ahora aparece ante todo como una palabra ajena.
No obstante, conviene insistir en el hecho de que la cita va más allá de convocar la voz de un tercero: inmiscuyéndose en el discurso que la está citando, ella modifica el conjunto en el que se inserta, viene a redoblar la voz del que se expresa y, a su vez, es modificada por su nueva contextualización, sin hacer falta siquiera que se desvíe la cita de su significado original, por ejemplo fragmentándola. Desde Borges, nadie puede ignorar que el Quijote de Pierre Menard no tiene nada que ver con el de Cervantes. Si por el historial mismo de la literatura, la cita es un elemento constitutivo de cualquier texto, al historiador también le resulta familiar mediante las fuentes. Para avanzar, su trabajo se basa en la cita de los documentos que sostienen su análisis, autentifican los datos en que se construye su reflexión. A semejanza de lo que vimos para el ámbito de la ficción, la época contemporánea esboza otra manera de citar, que aparece con la constitución progresiva de la historia como una disciplina científica. Desde este punto de vista, la valoración de la historia oral constituye la forma más novedosa y reciente de dicha evolución, aunque solo fuera porque supone un cambio de medio: de la oralidad del testigo al escrito del historiador, por muy exacta que sea la cita, toda una parte de lo que era la palabra original desaparece, distinguiéndose, de hecho, este tipo de citas de aquellas otras, más tradicionales.
En realidad, el cambio de medio puede resultar mucho más importante que en el último caso y lleva a interrogarse sobre el proceso de cita intersemiótica. ¿Qué pasa cuando se trata de citar, por ejemplo en pintura, un refrán famoso? Por mucho que se reivindique la cita, ¿cómo hacerla visible? Si se considera que, cuando es intrasemiótica, la cita debe ser formalmente exacta, so pena de convertirse en adaptación, alusión, pastiche, etc., ¿cómo seguir llamándola cita cuando, por definición, la forma se ha modificado? La cita, una herramienta lingüística, un objeto descrito en general como la confluencia de un enunciado y de una nueva enunciación, se convierte de manera más amplia en un objeto relacional, una forma que conecta dos discursos, dos códigos, dos creaciones.
Citar es, pues, vincularse con alguien o algo preexistente (al) que el autor de la cita de repente decide convocar, activar. Es insertarse en un conjunto más amplio, por una parte, e invitar, por otra, a su "público", sea cual sea este, a insertarse también en dicho espacio, reconociendo la cita. Ahora bien, por los signos tipográficos que la distinguen, en el caso de un texto, por este convocar a otro creador, locutor, testigo, la cita también es ruptura, discontinuidad, heterogeneidad. ¿Cómo proceder, entonces, para evitar la fragmentación? En la era del posmodernismo, de la deconstrucción de la autoridad y del autor, ¿han cambiado las modalidades de convocación de la cita, para dar lugar a nuevos objetos? Más allá de la continuidad aparente del proceso de citar en la época contemporánea, ¿se puede ver una evolución de su función y su forma?
Ya que son las modalidades de convocación de la cita, su función y su forma las que nos interesan, descartaremos aquí aquellas otras dos dimensiones de la intertextualidad según Genette: el plagio, primero, en el que la persona que cita niega estar haciéndolo; la alusión, luego, y privilegiaremos, en cambio, la cita que, no solo no se esconde, sino que se reivindica, con signos tipográficos específicos las más de las veces. Puesto que la emergencia del autor y de la propiedad intelectual cambió considerablemente el "derecho de citar", solo se contemplará aquí la época contemporánea, y muy particularmente los siglos XX y XXI. Además de las cuestiones planteadas en el texto, se privilegiarán tres ejes de estudio:
La cita al servicio del texto... o el texto al servicio de la cita
La cita sigue siendo un objeto eminentemente relacional, permite destacar referencias comunes, vincular objetos antes separados. En este ámbito, se podrá cuestionar, entre otros temas, la eventual diferencia del vínculo que se establece cuando se dan las referencias de la cita y cuando no. ¿Qué implica para el texto? ¿Para su receptor? ¿En qué medida la multiplicación de fuentes accesibles y la facilidad para acceder a ellas, gracias a lo digital, cambió nuestra manera de citar? ¿Se asiste hoy a una proliferación exponencial de las citas? Demasiadas citas, ¿matan la cita? ¿Cómo cuestiona la traducción al proceso de citar? ¿Qué está en juego cuando uno decide traducir su cita o dejarla en la lengua original, etc.?
Más allá de los diccionarios de citas o de los centons, esas novelas constituidas exclusivamente de citas, la cita puede llegar a ocupar tanto lugar, a estar tan realzada, tan destacada, que frene la lectura, obligue a detenerse en ella. Al introducir una o varias voces externas, le hace el juego a la polifonía, a la multiplicidad de puntos de vista, con el riesgo de que estalle la unidad de la obra en los casos más extremos.
Intermedialidad y cita
La cita es tanto contenido como forma y, sin embargo, podemos estar citando y cambiar de medio. ¿Cuáles son, entonces, los métodos utilizados para indicar el proceso de cita? Existe un modo peculiar de realzar, de destacar, para señalar que tal o cual fragmento es una cita, que corresponde a la inserción de otra voz? Citar conlleva necesariamente modificar lo que se cita al sacarlo de su contexto, trasladarlo, transponerlo. Pero, más allá de este cambio ineludible, ¿en qué la variación de continente también puede modificar el contenido de la cita? ¿Existe una correlación, una mayor proximidad de un tipo de medio con otro, según lo cual la cita intermedial sería un fenómeno más difundido, más fácil, entre ciertos soportes? ¿Se puede esbozar una cronología de este modo de citar? ¿Llega a ser más frecuente, más pertinente, con el desarrollo de los multimedia y la multiplicidad de los soportes sobreentendida en el nombre mismo que se da a estas nuevas tecnologías?
De la autoridad asumida a la autoridad rebatida, desviada, neutralizada...
Convocar a un autor con una cita, es querer revestirse de su autoridad. Pero ¿qué pasa cuando no es a un autor a quien se cita, sino la vox populi o un recorte de periódico anónimo, por ejemplo? El vínculo no remite a una autoridad sino a la "verdad". Y eso, ¿qué cambia?
¿Qué hacer con las falsas citas, aquellas que se atribuyen de manera errónea a tal o cual autor o aquellas otras que se han inventado y cuyo supuesto autor nunca existió? ¿Cuáles son las implicaciones de esta falsa anterioridad, de esta falsa "objetividad" que supone el atribuir a otro una parte o todo el razonamiento utilizado? ¿Cómo entender, hoy día, el uso que se hace de la cita literaria o histórica en el discurso político? ¿Qué nos dice de la estrategia discursiva del orador la abundancia que encontramos a veces de fragmentos, a la fuerza muy breves, de una obra literaria o de un pensamiento histórico muchísimo más complejo, que solo cobra sentido en su contexto y globalidad? Al ejercicio de tijeretazo que implica toda cita, se añade aquí una dimensión más: la mezcla de discursos, el uso de la literatura o de la historia por quienes no son especialistas (y su difusión mediática acelerada –a veces sin las correctas referencias–). ¿Qué visión tienen de esta práctica los historiadores o estudiosos de la literatura, a la luz de su conocimiento de las obras convocadas?
¿Cómo la cita de autoridad puede resultar socavada por la preeminencia de los nuevos medios, de las redes sociales, con unas herramientas tipo Wikipedia, por ejemplo, cuyas informaciones, como sabemos, no siempre han sido suficientemente contrastadas? Las nuevas tecnologías (Twitter de manera emblemática) favorecen las formas cortas y con ello no deja de aumentar el interés por compartir citas, fórmulas contundentes sin que haya siempre el espacio necesario a su adecuada contextualización. Esta tendencia, ¿fomenta una atracción hacia las frases hechas, el kit de pensamiento? De manera general, esta nueva circulación de ideas, su rapidez (cuando no su inmediatez), la gratuidad, ¿cuestionan el reconocimiento de la propiedad intelectual? O, por lo menos, ¿no nos llevan a explorar otras maneras de citar, muy lejos del modelo reconocido por la tradición universitaria?
Bibliografía sucinta:
Chambat-Houllon, Marie-France et Wall, Anthony, Droit de citer, Rosny sous Bois, Bréal, 2004. Langages and Co.
Compagnon, Antoine, La seconde main ou le travail de la citation, Paris, Editions du Seuil, 1979.
Darbo-Peschanski, Catherine (dir.), La citation dans l'Antiquité, Actes du colloque du PARSA Lyon, ENS LSH, 6-8 nov. 2002, Grenoble, J. Aillon, 2004.
Fix, Florence et Toudoire-Surlapierre, Frédérique (éds.), La citation dans le théâtre contemporain (1970-2000), Dijon, Editions Universitaires de Dijon, 2010. Collection Écritures.
Jaubert, Anna, López Múñoz, Juan Manuel, Marnette, Sophie, Rosier, Laurence (dirs.), Citations I : intersémiotique de la citation : citer à travers les formes, Louvain-la-Neuve, l’Harmattan-Academia, 2011.
Jaubert, Anna, López Múñoz, Juan Manuel, Marnette, Sophie, Rosier, Laurence, Stolz, Claire (dirs.), Citations II : Pragmatique de la citation : citer pour quoi faire, Louvain-la-Neuve, l’Harmattan-Academia, 2011.
Reyes, Graciela, Polifonía textual. La citación en el relato literario, Madrid, Editorial Gredos, 1984.
Samoyault, Tiphaine, L'intertextualité. Mémoire de la littérature, Paris, Armand Colin, 2014 [2010]. Collection 128.
Toubert, Pierre et Moret, Pierre (éds.), Remploi, citation, plagiat. Conduites et pratiques médiévales (Xe-XIIe siècles), Madrid, Casa de Velázquez, 2009. Collection Casa de Velázquez, n° 112.
Calendario:
Pandora es una revista pluridisciplinaria del Departamento de Estudios Hispánicos e Hispanoamericanos de la Universidad de París 8. El n° 14, dedicado a la cita, se publicará en 2018.
La aceptación de una propuesta no acarrea la publicación automática del artículo dado que este se somete a un proceso ciego de revisión doble por expertos antes de que la revista lo valide definitivamente.
Idiomas de redacción aceptados: francés, español, catalán.
Las propuestas deberán llegar antes del 30 de septiembre de 2016.
Estas propuestas constarán de un resumen del artículo (alrededor de ½ página), una bibliografía sucinta y un corto párrafo con la mención de su pertenencia institucional y sus campos de investigación.
Selección de las propuestas por el Comité científico: 15 de noviembre de 2016.
Recepción de los artículos (además de tres resúmenes y de palabras clave -en inglés, francés y español): el 15 de mayo de 2017
Contactos:
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