¿Por qué la épica?
Prácticas y experiencias narrativas de la épica culta
hispánica e hispanoamericana en los Siglos de Oro
La épica culta hispánica e hispanoamericana navega hoy con rumbo firme gracias a los nuevos vientos de la crítica y la renovación de los estudios coloniales, que se han vuelto a interesar por este género, tan de moda en los Siglos de Oro.
La tradición épica hispánica parece fijarse –y reducirse– con la obra paradigmática de Ercilla (1569, 1578, 1589). Sin embargo, La Araucana constituye más bien un eslabón sólido a partir del cual el canon va a ir tambaleándose y diversificándose de diferentes maneras a una y otra orilla del Océano. De hecho, nos parece del todo relevante considerar y cotejar de manera interdisciplinar ambos espacios, peninsular y americano, para observar las prácticas y las experiencias narrativas cruzadas de la épica culta a partir del primer Siglo de Oro y entender así su arborescencia en el Barroco.
Los factores que condicionan la épica culta no proceden todos de la tradición o de la prescripción: se modulan también en la dinámica de diálogo que vincula, abiertamente o no, la épica con los demás géneros coetáneos, según las diferentes proporciones que ocupan en paisajes literarios que tienen mucho en común, pero que ofrecen variaciones. La épica culta hispánica e hispanoamericana ofrece al investigador una variedad y una riqueza que desmiente muchas veces las reglas que intentan canalizar su práctica. El objetivo de esta reflexión es concentrarse más en la praxis que en el metadiscurso crítico en una época en que la porosidad entre los géneros es una realidad irrefutable.
¿Qué significa optar por el poema épico en España o en América en los Siglos de Oro como forma narrativa? Finalidades poéticas, finalidades políticas y también finalidades irónicas pueden confluir en este archigénero multidiscursivo que siempre participó en la esfera pública.
Centrándonos en la efervescencia de finales de la segunda mitad del siglo XVI y del XVII nos proponemos estudiar la riqueza de las relaciones que se traban entre la épica y seis grandes familias de "géneros" modernos y vernáculos, a veces marginales o marginalizados (especialmente formas narrativas que pueden abarcar formas en prosa o en verso, historiografía o ficción), que la fueron alimentando y a los que, recíprocamente, pudo nutrir:
-la épica y los "géneros en primera persona" -personales o referenciales- (subjetividad y subjetividades): crónicas, relaciones de méritos y servicios, género epistolar, biografías, etc.
-la épica y la ficción: novela, novela corta, comedia, fábula, leyendas (occidentales e indígenas), poesía burlesca, bucólica, etc.
-la épica y la "historia" (del sentido aristotélico a sus nuevos sentidos): historiografía moderna, tragedia, etc.
-la épica y los "géneros políticos" cuyo objetivo es intervenir directamente en la vida de la polis (proponer consejos, estrategias políticas y militares, denunciar costumbres): espejos de príncipe, tratados militares y técnicos, sátiras -espejo cóncavo, retrato en hueco de los textos épicos convexos y de sus personajes en relieve (Debailly, 1995)-, poesía cívica (Fuchs y Martínez San Miguel, 2009), documentación administrativa, etc.
-la épica y los géneros protocientíficos: historias naturales, morales, cosmografías, cartografía, etc.
-la épica y los géneros religiosos: relatos hagiográficos, bíblicos, etc.
En todos los casos, esperamos poder acercarnos a una o varias respuestas a la pregunta tan sencilla y compleja, tan obsesiva y huidiza: ¿por qué la épica?
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