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Ser « Negro » en México, es ante todo ser invisible. Ningún reconocimiento constitucional, ninguna presencia real en los libros de textos escolares. Hasta hace unos años, aquella situación no era exclusiva de México. En efecto, el reconocimiento de las poblaciones afro-latino-americanas es reciente. Este cambio se puede fechar entorno a los años 90. Después, en el 2001, tuvo lugar en Durban, bajo el auspicio de las Naciones Unidas, la conferencia mundial contra el racismo, la discriminación y la xenofobia que permitió a cierto número de líderes afro acudir a ella. Más recientemente el año 2011 fue decretado por las Naciones Unidas, año de los Afrodescendientes, con el fin de promover los derechos y el desarrollo de aquellas poblaciones.
Paralelamente a estos diversos procesos (afro u otro) para visibilizar a las poblaciones afro-americanas, el campo de estudios afro-latino-americanistas conoció un desarrollo considerable durante las últimas dos décadas dando lugar a diversos programas de investigaciones nacionales y transnacionales.
Tomando en cuenta el contexto de estas dos últimas décadas, proponemos partir de nuestras investigaciones respectivas acerca de las poblaciones afro-mexicanas para desembocar en una reflexión más amplia en cuanto a las afro-latino-Américas. Más precisamente, será cuestión de interrogar las formas de resistencias simbólicas desarrolladas y mantenidas a lo largo de los siglos por los Afro-mexicanos. Luego, estas formas serán dialogadas con otras formas de resistencias afro-latino-americanas. Este diálogo permitirá subrayar ciertas transversalidades por entre las diferentes poblaciones afrodiaspóricas que no son anodinas. Transversalidades que nos llevarán a sentar las bases de reflexiones trasatlánticas afrodiaspóricas para releer lo que se vino a llamar “Américas Negras”. |
